miércoles, 25 de enero de 2017


El verbo es la parte de la oración o categoría léxica que expresa acción o movimiento, existencia, consecución, condición o estado del sujeto; semánticamente expresa una predicación completa. En la oración, el verbo conjugado funciona como el núcleo sintáctico del predicado. Si el verbo está en una forma conjugada ocupará en general la posición del núcleo del sintagma de tiempo, y si no de un sintagma verbal ordinario”.
                Si has sido capaz de leer hasta el final del párrafo anterior, te felicito. Y te animo a que lo olvides cuanto antes, no me lo tengas en cuenta, y sigas leyendo, porque nada más lejos de mi intención que aburrirte con definiciones como la que acabas de leer.  Pero sí quiero prevenirte de que en esta nueva entrega o entrada del blog los alumnos y las alumnas de sexto van a usar, e incluso abusar; van a jugar y a conjugar y van a conjugar jugando, y descubrir, quizás, que la gramática hecha poesía (con hache) no parece tan dramática como pudiera parecer a primera vista. Porque, aunque no lo creas y por imposible que te parezca, la gramática echa poesía (sin hache). Y si lo dudas o no puedes creerlo, te animo a que lo compruebes por tí mismo o por tí misma pinchando en este enlace.
(Te aconsejo que descargues el documento para visualizarlo mejor)



miércoles, 11 de enero de 2017


          Nuestro blog continúa su andadura literaria con una nueva entrega,  Personajes y monólogos”, quizás algo compleja  -debo admitirlo- por su estructura, como consecuencia de la variedad de recursos empleados y puestos en juego para motivar la escritura creativa de nuestros alumnos y alumnas. Aunque sea, precisamente, esta complejidad la que nos permite y posibilita,  a todos los que seguimos este blog,  distintas maneras de enfocar su lectura.

                Me sorprendió, precisamente, en un principio, por esa posibilidad de leer una novela de distintas maneras, la gran obra de Julio Cortázar, Rayuela (1963). Con un total de 155 capítulos, la novela puede leerse de varias maneras:
 
             - Mediante una lectura tradicional, leyendo secuencialmente de principio a fin.
             - Leyendo secuencialmente desde el capítulo 1 hasta el 56 y prescindiendo del resto.
            - Por «el orden que el lector desee».
             - Por una secuencia propuesta por el autor, saltando y alternando capítulos.
 

                La propuesta que desde aquí te hacemos, si te apetece conocer a los personajes, escuchar los monólogos y leer algunos de sus relatos es que lo hagas en el orden que desees.

 
 

martes, 29 de noviembre de 2016


             Cada año, por Halloween, en nuestro colegio, además de las ya clásicas recetas terroríficas, organizamos un certamen de relatos  en el que participan un gran número de alumnos y alumnas de todos los cursos. Resulta evidente que el tema les motiva y durante unos días leemos y corregimos cuentos poblados de vampiros, brujas, fantasmas, zombies y otros seres que vienen del más allá con la pretensión de asustarnos o, cuando menos, hacernos pasar un mal rato…, así es Halloween. Y, aunque esta sea una fiesta relativamente reciente, entre las muchas y diversas que celebramos a lo largo del año, no es nuevo, sin embargo, el interés que ha generado entre nuestro alumnado por escribir relatos que pretenden ponerle al lector los pelos de punta. A mí, personalmente, en su momento, ya lo consiguió Edgar Allan Poe (1809-1849), reconocido como uno de los autores universales del relato corto, creador de obras maestras de la literatura de terror que, ambientadas en  en un ambiente gótico y siniestro, te hacían sentir realmente escalofríos a medida que te adentrabas en alguno de sus magistrales relatos: “El corazón delator”, “El gato negro”, El pozo y el péndulo” “Los crímenes de la calle Morgue”. Conseguir ese ambiente que sugiere al lector que algo misterioso está ocurriendo, antes que mostrárselo explícitamente, fue la premisa de la que partimos para que nuestros jóvenes escritores creasen su Relato de Halloween.
Puedes leer los Relatos de Halloween aquí
También puedes verlo en formato  LIBRO DIGITAL

lunes, 28 de noviembre de 2016


Cuando los comics se llamaban tebeos y no existían e-books, tablets ni móviles, sumergirte entre sus páginas podía resultar tan atractivo como hoy en día  puede serlo cargar en tu play-station el Call of Duty Black Ops 3 o el Fifa 2016. Leíamos, entonces, con avidez, las sorprendentes historias de Mortadelo y Filemón; Pepe Gotera y Otilio, chapuzas a domicilio; las travesuras de los hermanos Zipi y Zape; Anacleto, agente secreto; el pobre Carpanta, siempre pasando hambre, que era capaz de comerse hasta las suelas de sus zapatos; el botones Sacarino; las hermanas Gilda; y, durante esa semana, leíamos y releíamos, una y otra vez,  cada una de las historietas, mientras esperábamos que en el kiosko del barrio pusieran a la venta el siguiente número con nuevas historias de nuestros personajes favoritos.  De entre todos ellos, a mi me encantaba particularmente Rompetechos. Por eso, el otro día en clase, mientras explicaba el retrato caricaturesco y la hipérbole, antes que recurrir al clásico soneto “Érase un hombre a una nariz pegado” que Quevedo le dedicó a su enemigo poético, Luis de Góngora, se me ocurrió que mis alumnos lanzasen sus dardos literarios sobre la imagen de Rompetechos proyectada en la pizarra digital; pero, eso sí, por supuesto, con mucho cariño.


Puedes leer los retratos caricaturescos    
También puedes verlo en formato libro digital:   Rompetechos

domingo, 27 de noviembre de 2016


              Hace ya bastantes años, el destino o la casualidad decidieron que cayese en mis manos un libro titulado Historias de cronopios y de famas, de un escritor argentino llamado Julio Cortázar (1914-1984). Recuerdo que lo leí con una mezcla de curiosidad, asombro y sorpresa; aunque, en ese momento no fuera consciente de que estaba leyendo a uno de los autores más innovadores y originales de su tiempo, maestro del relato corto y la prosa poética. Sin embargo, ahora, con la perspectiva que nos da el paso del tiempo, he de admitir que su lectura generó el mismo efecto que causa una hoja al caer sobre el agua en reposo de un estanque. Esas pequeñas historias de cronopios me llevaron a seguir leyendo más libros de su autor, y éste, a su vez, me hizo sentir curiosidad por conocer lo que escribían otros autores de su generación, tales como Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, Jorge Luis Borges. Y, como si de un previsible otoño se tratase, siguieron cayendo nuevas hojas en el estanque, Fedor Dostoievski,  Paul Sartre, Marcel Proust, Franz Kafka, Boris Vian, Charles Bukowski, Cervantes…

                Confieso que he leído y, aunque tenga la impresión de que cada vez los días tienen menos horas, sigo haciéndolo siempre que puedo y, por este motivo, entre otros, aún hoy en día, me sigo emocionando y sorprendiendo cuando en clase surgen historias entre determinantes demostrativos, morfemas de género y número y reglas de acentuación de los hiatos y diptongos;  historias que no pueden ni deben pasar desapercibidas ni caer en el olvido…, sería una lástima. Y esta es la misión de este blog que entre todos iremos creando.
 
Echa un vistazo a este vídeo. Espero que te guste.